Una de las prácticas comunes en el mundo moderno es la de asegurar los distintos bienes que adquirimos, como automóvil o un bien inmueble, así como también es usual contar con un seguro de vida que nos permita heredar algo de valor a nuestros seres allegados en el momento de la inevitable partida. En Seguros HCid, despacho de agentes de seguros, con más de 15 años de experiencia, ponemos a tu servicio nuestro conocimiento y experiencia para asesorarte en los seguros que sean de tu interés.
Nuestra política de trabajo es ofrecerte un trato personalizado y atento, en el que a cada momento te sientas acompañado y respaldado por nosotros. Nuestra amplia gama de servicios y los precios accesibles nos hacen ser una de las mejores opciones dentro del mercado actual, siempre buscando las mejores condiciones para salvaguardar su integridad y cuidar de su patrimonio.
Los distintos seguros con los que contamos son una inversión que lo protegen y lo cubren frente a eventualidades que salgan de su control. Adquirir seguros es una necesidad fundamental en la sociedad moderna, es importante para distintos niveles de las estructuras de poder y valor que el mercado establece. La productividad de nuestra inversión en un seguro puede no ser tan obvia cuando no se le necesita, pero resulta ser de vital asistencia cuando la ocasión de requerir de los servicios de una seguradora son fundamentales.
Por eso nos esforzamos para que cuando llegue a requerir de la asistencia de su empresa aseguradora, Seguros HCid le pueda ayudar a simplificar procesos y trámites para agilizar lo más posible el siniestro y que pueda enfocarse en lo que necesite sin tener que estarse preocupando por otros pormenores en los que nosotros le asistiremos.
En esta entrada de nuestro blog, aprovecharemos la ocasión para realizar una breve revisión histórica de cómo surge el seguro de vida y cómo se entendían éstos en épocas de civilizaciones antiguas o durante la Edad Media, siendo que el concepto que actualmente manejamos es un producto consumado en el siglo XX, sobre todo del desarrollo económico neoliberal al final de la Segunda Guerra Mundial. Si bien el seguro de vida moderno es una construcción dada en el siglo XVII, sus antecedentes se remontan a épocas antiquísimas en donde distintas modalidades de seguridad sobre los valores se establecían y permitían el comercio o lidiar con los piratas o bandidos en viajes largos.
Registros históricos señalan a mercaderes de Babilonia, 4,000 o 3,000 años antes de Nuestra Era, que idearon una forma de préstamo o seguro para los actos de piratería de los que eran constantemente víctimas. Más claramente, en el código de Hammurabi se legaliza esta forma de asegurar el viaje con los piratas, como una forma correcta de negociación. Esta forma antigua de aseguramiento era conocida como “préstamo a la Gruesa”.
Esta variante del contrato mutuo, consiste en que el prestamista entrega dinero o bienes a un naviero, obligándose el naviero a pagar al prestamista el precio del riesgo si el viaje concluía satisfactoriamente. En caso contrario, si el barco naufraga o no llega a puerto, nada debe el naviero al mutuante. Esta forma de préstamos siguió siendo ampliamente utilizada en el mundo, siendo el caso más famoso el del préstamo de Isabel la Católica a Cristóbal Colón para el viaje en que llegaría a América y que traería como consecuencia la conquista española y la ocupación anglosajona y francesa.
El “préstamo a la Gruesa” llega a Europa a través de Grecia, en donde se establece esta forma de comercio marítimo para lidiar con las cargas en el Mediterráneo. Otras formas de contratos se establecieron también, como se legisló unos mil años antes de Nuestra Era en Grecia, que ante la necesidad de arrojar por la borda carga con la finalidad de aligerar el navío, las pérdidas serían proporcionalmente repartidas entre todos los comerciantes interesados en el embarque.
Así pues, las primeras formas del seguro de vida surgieron de las actividades comerciales marítimas. Para la Edad Media, después de la caída del Imperio Romano, se había establecido una especie de seguro para los capitanes y sus tripulaciones. A lo largo de los años, habían experimentado que si se pagaba a los piratas, éstos los dejaban irse con vida y con sus pertenencias, mientras que el fallo en el pago por el rescate implicaba la muerte.
Los comerciantes entonces dedicaron una porción en dinero o especie para los piratas, estableciendo así una forma de pago por la seguridad de la embarcación. En el año 1549 el rey Carlos V dicta la primer Ley que regula, con carácter obligatorio, la adquisición del contrato de Seguro Marítimo. Este evento sienta el precedente de una de las formas de contratos de seguros modernos, que sobre todo se desarrollaran a lo largo del siglo XVII.
Entre los años 1664 y 1665, Inglaterra se ve azotada por la peste bubónica, y en 1666 la ciudad de Londres sufre uno de los más grandes incendios reportados en la historia. Estos eventos llevan a Nicholas Barbon a crear su propia compañía aseguradora contra incendios en 1667, la llamada Fire Office. Un año después, en 1668, en París, surge la primer compañía establecida en Seguros por Accidentes, enfocada en el ramo marítimo. Estas dos empresas son el antecedente directo de cómo las compañías de seguros se formalizan y adquieren las contrataciones por diversos motivos.
Antes de estas dos compañías mencionadas, la de Inglaterra y la de París, la contratación del seguro marítimo seguía siendo entre particulares, capitanes, dueños de navíos, comerciantes, etcétera. Es a partir de éste momento que los seguros pasan a formar compañías encargadas específicamente en ofrecer este tipo de servicios, entre los que destaca el seguro de vida. Así que ahora que ya conoces un poco de historia sobre este tema, no dudes en ponerte en contacto con Seguros HCid, donde te asesoraremos y te contaremos más acerca de nuestros seguros.